Ser y no ser

Cuando lo que deberías ser, no es lo que hacés.

4 min leer

Estamos inmersos en una era marcada por lo efímero. Cada día nos adaptamos, aprendemos y nos reinventamos. Las metas claras ahora son grises, pero eso, justamente, es lo que hace que todo valga la pena.

Siempre supe a dónde quería llegar, pero sin saber muy bien haciendo qué. Mi objetivo era mudarme a la gran ciudad, trabajar en una oficina rodeada de gente y ser muy buena en lo que hacía. Es interesante pensar cómo la mitad de esos planes ya no tienen sentido actualmente y cómo pude trabajar en base a la otra.

El comienzo

Decidir qué estudiar o qué querer ser fue complejo. Me gustaban muchas cosas, todas diferentes e incluían distintos aspectos: matemáticas, arte, diseño, libros, etc. Finalmente, como pueden ver si van a LinkedIn, soy Editora. Comencé estudiando Artes, lo que me encantaba, pero era una carrera incompatible con mis objetivos. Hay que saber diferenciar qué nos gusta, qué nos interesa y qué realmente queremos ser: a qué queremos dedicar el mayor porcentaje de tiempo de nuestra vida.

Antes de empezar a hablar de mi carrera, quiero decir que amo lo que estudié y, sobre todo, soy apasionada de mi trabajo; pero no fue un camino lineal ni una búsqueda sencilla. Mi mayor logro fue lo que hice con ello.

Mi primera experiencia laboral fue en tecnología, de soporte de servicios técnicos y me abrió el camino a muchas nuevas cosas. Comencé a conocer el complejo mundo del trabajo, desde un campo que no era el mío y aunque estaba muy cerca de recibirme, esto no tenía nada que ver con libros, curaduría de contenidos, imprentas ni distribuciones, sino con tecnología, licencias y gestión de pedidos. Pude conocer personas nuevas, aprender de gente increíble y también entender cómo comenzar a gestionar mi inteligencia emocional. Sin embargo, no fue hasta unos años después que decidí enfocarme más en contenidos, lo que me llevó a iniciar una nueva búsqueda.

Un nuevo camino

Y acá surge el tema central de este pequeño texto. Comencé un trabajo en contenidos que al principio fue todo un desafío: si bien era más relacionado a mis estudios, tampoco era mi especialidad. Que no se malinterprete, pero no era diseñadora, médica o desarrolladora, quienes tienen bastante claro cuál es su objetivo central. El mío no paraba de cambiar. Me gustaba la tecnología, pero siempre fui muy autodidacta. Disfruté mi carrera pero no sentía que la industria editorial fuera mi lugar; me encantaba trabajar con contenidos pero a veces mi forma de escribir no se adaptaba a lo que se necesitaba. Crecí, caí, me levanté y volví a caer pero siempre trabajando y mucho. En cada paso, estuve rodeada de gente increíble que fue clave, ya que constantemente oscilaba entre ser y no ser.

Y esa brecha de ser y no ser era muy grande. No ayudaba a mi síndrome del impostor continuo y a que mucha gente aprovechara esa debilidad para sus propios beneficios. Sin embargo, si trabajás duro y siempre sos fiel a tus valores, las cosas buenas suceden. Quizás tardan y son difíciles de alcanzar, pero llegan.

Un tiempo después, me surgió la posibilidad de comenzar a trabajar en contenidos, pero esta vez, técnicos. Fue una transición nada rápida, pero ese paso me cambió la vida. Convertirme en Technical Writer fue sentir que todo tomaba sentido, fue encontrar el gran esperado ¡eureka! de mi vida laboral.

Lo más interesante es que años atrás en uno de mis primeros trabajos, una persona muy importante y hoy en día un gran amigo, me dijo que seguro me interesaría ser Technical Writer porque veía mis intereses y mi emoción sobre esos temas. Qué loco, ¿no?

Mi propia aventura

Así fue como comenzó mi gran amor: trabajar con contenidos técnicos junto a un maravilloso grupo de personas fue algo inigualable. Siempre estaré agradecida con ellos, ya que me enseñaron mucho de lo que sé, como también fueron responsables de que pueda hacer ese cambio. Y no los quiero engañar, la brecha va a seguir existiendo, siempre soy y no soy al mismo tiempo. No soy una gran literata, tampoco una experta desarrolladora, ni una gran diseñadora, pero esa brecha se hizo más pequeña y logré llenarla con acciones únicas que solo la mezcla de todos mis conocimientos me permitió alcanzar.

Con el tiempo, las profesiones han cambiado, han surgido nuevas y las carreras oficiales avanzan a un ritmo más lento, lo que hace complejo evitar estas situaciones. Pero lo que sí aprendí con el paso del tiempo es que ese mix de características es lo que me hace ser buena en lo que hago. Y aunque muchas cosas siguen sucediendo de la misma manera, como la aparición del impostor y las personas que se aprovechan eso, hoy no soy la misma persona porque tengo experiencia y superé muchos desafíos. Supe comprender que no todas las personas que ejecutan el mismo rol lo hacen de la misma manera y esa es la parte divertida: eso es lo que hace que sea interesante el trabajo colaborativo. Ser y no ser, soy yo. Y a eso, no lo cambio por nada.

-

Usé Creative Writing Coach para ayudarme a corregir parte del contenido de este artículo.

Sobre mí

Soy escritora técnica, experta en documentaciones y estrategias de contenido con sede en Buenos Aires, Argentina. Mi principal objetivo es ayudar a los usuarios a alcanzar sus metas al convertir información técnica compleja en contenido accesible y personalizado.

¿Te pareció interesante?
Compartílo con quien quieras.