Ser y no ser

Cuando lo que se supone que sos, no es lo que haces.

8/18/20233 min read

Siempre supe a dónde quería llegar, pero sin saber muy bien haciendo qué. Tenía como objetivo mudarme a la gran ciudad, trabajar en una oficina rodeada de gente y ser muy buena en lo que hacía. Es interesante pensar cómo la mitad de esos planes ya no tienen sentido actualmente y que pude trabajar en base a la otra.

El comienzo

Qué estudiar, o qué quería ser, era complejo. Me gustaban muchas cosas, todas diferentes y que implicaban distintos impactos: las matemáticas, el arte, el diseño, los libros, etc. Finalmente, como pueden ver si van a LinkedIn, soy Editora. Comencé estudiando Artes, lo que me encantaba, pero era una carrera incompatible con mis objetivos. Hay que saber diferenciar qué nos gusta, qué nos interesa y qué realmente queremos ser: a qué es lo que le queremos dedicar el mayor porcentaje de tiempo de nuestra vida.

Antes de empezar a hablar de mi carrera, quiero decir que amo lo que estudié y, sobre todo: soy apasionada de mi trabajo; pero no fue un camino lineal, ni una búsqueda sencilla. Mi mayor logro fue lo que yo hice de ellos.

Mi primera experiencia laboral fue en tecnología, de soporte de servicios técnicos y me abrió el camino a muchas nuevas cosas. Comencé a conocer el complejo mundo del trabajo, desde un campo que no era el mío y si bien estaba muy cerca de recibirme, esto no tenía nada que ver con libros, curaduría de contenidos, imprentas, distribuciones, sino con tecnología y gestión de pedidos. Pude conocer personas nuevas, aprender de gente increíble y también entender cómo comenzar a gestionar mi inteligencia emocional. Sin embargo, no fue hasta unos años después que quise comenzar a relacionarme más con contenidos por lo que una nueva búsqueda empezó.

Un nuevo camino

Y acá surge el tema central de este pequeño texto. Comencé un trabajo en contenidos que al principio fue todo un desafío: si bien era más relacionado a mis estudios, tampoco era mi especialidad. Que no se malinterprete, pero no era un diseñador, un médico o un desarrollador que tienen bastante claro cuál es su objetivo central. El mío no paraba de cambiar. Me gustaba la tecnología, pero siempre fui muy autodidacta; disfruté mi carrera pero no sentía a la industria editorial mi lugar; me encantaba trabajar con contenidos pero a veces mi forma de escribir no se adaptaba a lo que se necesitaba. Y crecí, me caí, me levanté y volví a caer, pero en todas las instancias estuve rodeada de gente increíble que fueron claves en cada paso porque siempre era y no era al mismo tiempo.

Y esa brecha de ser y no ser, era muy grande. No ayudaba a mi síndrome del impostor continuo y que mucha gente aprovechase esa debilidad para sus propios beneficios. Sin embargo, si trabajas duro y siempre eres fiel a tus valores, las cosas buenas suceden. Quizás tardan y son difíciles de alcanzar, pero llegan.

Un tiempo después, me surgió la posibilidad de comenzar a trabajar en contenidos, pero esta vez, técnicos. Fue una transición nada rápida pero ese paso me cambió la vida. Lo más interesante es que años atrás en uno de mis primeros trabajos, una persona muy importante y hoy en día un gran amigo, me dijo que seguro me interesaría ser Technical Writer porque veía mis intereses y mi emoción sobre esos temas. Qué loco, ¿no?

Mi propia aventura

En fin, ese fue el principio de mi gran amor: trabajar con contenidos técnicos al lado de un hermoso grupo de personas fue algo inigualable. Para siempre estaré agradecida con ellos ya que me enseñaron mucho de lo que sé , como también son los responsables de que yo pueda hacer ese cambio. Y no los quiero engañar, la brecha va a seguir existiendo, siempre soy y no soy al mismo tiempo. No soy una gran literaria, tampoco una experta desarrolladora, ni una gran diseñadora, pero esa brecha se hizo más pequeño y logré llenarla con acciones únicas que solo la mezcla de todos mis conocimientos hacían posible.

A lo largo del tiempo, las profesiones fueron cambiando, surgieron nuevas y las carreras oficiales van en un camino más lento que hacen complejo poder evitar estas situaciones. Pero lo que sí aprendí con el paso del tiempo, es que ese mix de características, es lo que me hace ser buena en lo que hago. Y aunque muchas cosas siguen sucediendo de la misma manera, como la aparición del impostor y las personas que aprovechan eso, hoy no soy la misma persona porque tengo experiencia y he superado muchos desafíos. Supe comprender que no todas las personas que hacen el mismo rol lo ejecutan de la misma manera y esa es la parte divertida: eso es lo que hace que sea interesante el trabajo colaborativo. Ser y no ser, soy yo. Y hoy, no lo cambio por nada.

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