No sos vos, son ellos
Encontrar el lugar para que las cosas sucendan.
9/12/20233 min read
Lo complejo y atractivo de estos nuevos roles que surgen en el mundo del trabajo actual, es que no tenemos nada en que basarnos: no hay un camino claro a seguir. Nos encontramos con búsquedas laborales llenas de responsabilidades y requerimientos que parecen imposibles hasta para el mismísimo Messi. Llenas de títulos imposible de leer, pero totalmente intrigantes ya que nos llevan a nuevas oportunidades.
De abajo hacia arriba
A través de nuestras primeras experiencias laborales vamos ganando un poco más de confianza, comenzamos a descifrar qué se espera de uno y aprendemos muchas nuevas palabras. Pero nadie nos prepara para encima de todo eso, tener que construir nuestro propio rol. ¿Cómo esperan que no vivamos llenos de ansiedad si constantemente tenemos que crear, comprender y catalogar millones de escenarios que nunca nadie vivió antes? ¡Ah! y además tenés que hacerlo bien, de forma constante y con un buen impacto en métricas.
Lo que ayuda es que al principio todo es nuevo, concreto y necesario. Es decir, se traduce en aprender algo que ya existe, que tiene una expectativa clara y que alguien pide. Para una persona curiosa y deseosa de aprender, ese es un gran escenario porque todo lo que se puede hacer es subir. Si no funciona, se termina y ya está, pero no vamos a estar peor porque como mucho volvemos al punto de partida que está cerquita y solo queda volver a empezar.
De arriba hacia abajo
Ahora bien, todo comienza a tomar otro color cuando subís, subís, subís y el camino comienza a ser repetitivo, muy difuso y gran parte de tu tiempo se empieza a basar en explicar por qué es necesario que se hagan las cosas que haces. No solamente eso, sino también por qué es importante que las hagas vos y no otra persona que no tiene experiencia en ese rol, aunque sean tareas que a simple vista "las puede hacer cualquiera". Al llegar a este punto, empiezan a ser claves dos componentes fundamentales para poder progresar profesionalmente: tu líder y tu equipo.
Tu líder tiene que ser tu principal sponsor. Es la persona que invierte en vos, te enseña, te guía y tu mayor promotor para poder avanzar. Tiene que ser una persona que comprenda todas tus fortalezas y debilidades para poder instruirte y explotarte, en el buen sentido de la palabra. Para que esto suceda, es clave que comprenda minuciosamente cómo se conforma tu rol y los temas que llevas a cabo. Pero nada de esto tiene sentido sin la confianza. La confianza es esencial para poder discutir ideas, tomar riesgos y poder equivocarse mientras trabajas. Un líder que hace micromanagement y toma todas las decisiones por vos, solo resta porque no es un uso óptimo del tiempo y no te permite generar nuevas experiencias, para bien o para mal.
Tus compañeros de batalla
Ahora bien, un líder nos ayuda a plantear el escenario y nos va a abriendo nuevos caminos, pero quien realmente es nuestro compañero de batalla y clave para nuestra salud mental es el equipo. Ese grupo de personas que forma parte de tu misma estructura, más allá de si comparten el mismo rol o no, son tus confidentes cuando lidias con situaciones que te sobrepasan y los que van a desafiar tu creatividad en pequeñas o grandes dosis. No importa las diferencias que tengas con cada una de ellas, siempre y cuando puedas compartir los mismos valores. Te puede caer super bien y ser tu mejor amiga en un futuro o ser solamente una compañera copada del trabajo, pero precisamos poder confiar en que ningún error va a ser usado en tu contra. Que no use tus debilidades para pisarte en lugar de ayudarte a ser mejor profesional.
Y de vuelta, aparece la confianza. Es importante tener en cuenta que con confianza no me refiero a confiarle el cuidado de un hijo o a decirles tus más oscuros secretos, sino a descansar en que esa persona va a ejercer un juego limpio y que sea beneficioso para ambos.
Todo depende de vos
Si alguno de estos componentes falla, es el momento de tomar decisiones. Es complejo entender de quién es la responsabilidad de esto porque va a cambiar según cada caso y contexto, pero está en nuestras manos poder cambiarlo. Un error común es pensar que nosotros somos los que no encajamos o no hacemos bien nuestro trabajo cuando en realidad es que no estamos en el ámbito adecuado para que las cosa sucedan y puedan hacerse bien. El mejor ejemplo es pensar en esa famosa frase que dice que si juzgamos a un pez por su habilidad para trepar árboles, pensará toda la vida que es un inútil; aunque obtener la mayor objetividad para analizar estas situaciones es lo complicado.
Por supuesto que en todos lados van a existir cosas que no nos gusten o que querríamos que sean distintas pero ese porcentaje se puede reducir al mínimo posible. Hay que recordar que no tenemos que conformarnos con ambientes tóxicos que no valoren nuestro trabajo o que no nos ofrezcan oportunidades a largo plazo porque nuestro lugar adecuado está, existe, solo tenemos que ser valiente para crear oportunidades de salir a buscarlo. No tengas miedo de probar y de ser transparente con esa búsqueda, todas las consecuencias siempre van a ser para vos, por eso no dejes que nadie más te las defina.
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